La Llosa de Ranes: entre la tradición y la modernidad

La Llosa de Ranes: entre la tradición y la modernidad

La población está edificada en la falda de un cerro, lo que da origen a la pendiente que presentan algunas calles.

La Llosa de Ranes es un pueblo acogedor que ha sabido conservar sus rasgos culturales e identitarios y donde los visitantes pueden disfrutar de numerosos lugares de interés. El casco urbano descansa sobre un monte, en la cumbre del cual se encuentra la ermita de Santa Anna. La mitad del término municipal es abrupto y montañoso. El resto se dedica a los cultivos de regadío, en la llanura aluvial del río Cànyoles.

Dentro del pueblo encontramos numerosas fuentes abastecidas por las aguas de la Mota, río que brota a la salida del municipio, como la fuente de la Iglesia, la fuente del Botón o la fuente del Rincón, y otras abastecidas por el agua del Xàrcol, como la fuente de la plaza Mayor o el lavadero de la Glorieta.

Entre el patrimonio cultural de la Llosa de Ranes destaca la iglesia de la Natividad de la Virgen María, construida en el siglo XIX, y la ermita del Crist del Miracle, edificada en el siglo XVIII en plena naturaleza.

Muy interesante es la visita al Museo de la Casa del Pou, un acogedor espacio de divulgación del patrimonio cultural de la Llosa de Ranes. La casa burguesa del Pou, que alojaba antiguamente el Ayuntamiento, fue convertida en museo en 1979. El actual proyecto museográfico se presenta después de una profunda rehabilitación del edificio. El museo presenta los hitos socioculturales más importantes, en un recorrido por el ciclo vital y social de la Llosa de Ranes.

Las fiestas patronales del pueblo de La Llosa de Ranes se celebran la última semana de agosto y, cada 1 de mayo, coincidiendo con el primer oficio religioso que se celebró a la ermita (1 de mayo de 1443), la localidad de La Llosa de Ranes celebra la romería a Santa Anna.

La imagen de la santa es trasladada en una carroza arrastrada por caballos; al llegar la imagen a la ermita se celebra la santa misa y, una vez acabada, se cantan los gozos a Santa Anna y acto seguido, la bendición de los Términos.

En la Llosa de Ranes se manufactura el famoso queso blanquet o de servilleta, muy apreciado en toda la comarca.

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Hablar de Enguera es hablar de historia

Hablar de Enguera es hablar de historia

Es una de las zonas más atractivas de la Comunidad Valenciana.

Un lugar donde perderse por senderos llenos de naturaleza, admirar sus casas señoriales o viajar en el tiempo a través de la huella de diferentes épocas. Barrancos, bosques mediterráneos y cerros impulsan los latidos de Enguera, la capital de la comarca de la Canal de Navarrés.

Se accede por la autovía A-35, desvío CV-590, que llega hasta Enguera.

El término municipal de Enguera limita con las localidades de Anna, Chella, Bolbaite, Quesa, Ayora, Fuente la Higuera, Moixent, Vallada, Montesa, Canals y con un pequeño enclave de Xàtiva, todas ellas de la provincia de Valencia, y con Almansa, en la provincia de Albacete, Castilla-La Mancha.

La primera parada, el Museo Arqueológico de Enguera, donde podrás contemplar restos del yacimiento prehistórico de la sierra de Enguera. El Cretácico, la Edad de Bronce, la influencia ibérica… todo un viaje de civilizaciones que da cuenta de la riqueza patrimonial de este destino. No obstante, si lo que quieres es adentrarte en la cultura enguerina y sentirte como un auténtico local, te recomendamos que visites el Museo Etnológico de Enguera y conozcas su esencia, su magia y su esplendor.

Además, la naturaleza es otro de los imprescindibles de este lugar. Y es que la sierra de Enguera es un verdadero regalo para tus sentidos. Por ejemplo, el Paraje Natural del Barranco Carrasca-Gatillo, uno de los puntos con más valor paisajístico y mejor conservado de este conjunto montañoso, o en su ruta del agua, con manantiales, fuentes y parajes que te dejarán sin aliento, como el castillo de Enguera, un edificio militar de arquitectura islámica y medieval.

Por otra parte, la tradición. La mayor representación de esta llega el primer fin de semana de septiembre con la fiesta de San Gil, en la que los niños son auténticos protagonistas. Los pequeños acuden en procesión a la iglesia con sus ‘sangiles’, es decir, figuras, cruces y ramos elaborados con hinojo y con ayuda de los adultos, para conseguir su bendición. Una celebración que, a su vez, coincide con la feria de comercio y artesanía.

Te recomendamos que sorprendas a tu paladar probando el aceite de oliva de la Cooperativa del Campo, la miel, el vino y un sabroso gazpacho. ¡Te encantarán!

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